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20190323

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no sé si duele por el café
por las nauseas

porque pienso en la mujer de labios rojos y en su 
esposo y en su hijo mientras ellos 
nadan en Cartagena, pienso en sus vidas

en como todo parece bello

pero uno de los poemas que escribió dice

lavar muy bien las manos después de masturbarme

(ya no recuerdo cuando fue la última vez que me masturbé
tampoco sé cuanto tiempo ha pasado desde la última vez 
que verdaderamente tuve sexo)
(no me importa saber)

ahora las peleas con papá son en silencio

(las nuestras siempre implicaban sacudidas, distintos 
niveles de ruido y, casi siempre, gente mirando)

hiciste que añorara el silencio, que odiara
mi cuerpo
odié su forma, su color, su altura
odié todo (aunque ahora ya no)
y comenzó la pérdida de peso, el acné
los vómitos, los mareos, la delgadez
el cansancio, el desgaste
los temblores
enfermar
no querer nada
no ser feliz
la falta de paz, de aire 
de compasión


enfermar

aquí va la foto de Luna bebiendo vino en un restaurante
en un país cerca de España, lejos de los gatos
la foto de los ojos de su hijo

el vómito, la náusea

un cuaderno con un dibujo de Doraemon 
enfermar
enfermar enfermar sangrar enfermar

imagino
un marido maravilloso
para pelear en silencio
un hijo, una hija que no sufre porque
nos gritamos haciendo una mueca

la tristeza
el vómito, la tristeza

los ojos grandes
la belleza

imagino que pierdo la custodia
por tener los ojos tristes y pequeños

querer ser feliz y vomitar
buscar a quien escuche los dientes chocar

pero tengo los ojos muy, muy pequeños

tu nombre es discúlpame no lo logramos
te juro que lo intenté, todo pudo haber sido distinto
lo sabes
discúlpame no sabía

tu nombre es Nueva York

duele porque quiero irme
duele porque no quise ser mujer ni madre 
ni esposa 
        ni santa ni niña
no quise nada
no quiero
duele porque voy a irme
me voy a ir y vas a llorar
si no es que te marchas antes
me fui, como quien se desangra
y me desangro y soy feliz 
y mejoro, solo por un momentico
y mi cabello crece
el acné se va
sigo vomitando

a veces recuerdo mi nombre

mi nombre nunca fue Nueva York pero
            siempre quise que fuera Tijuana

Diciembre, 2017

20190202

Hay días en los que quisiera tener una respuesta para todo, incluso para aquellas cosas que no la tienen, que no la necesitan, que fácilmente podrían prescindir de una. En algún lugar leí que escribir poemas es fácil. Sí, es cierto, lo es, pero muchas otras cosas también lo son, justo en ese momento vienen a mi mente varias de ellas y podría enlistarlas sin embargo, como es costumbre con las ideas, no lo haré. 

Me avergüenza decir que he recorrido este lugar de arriba abajo y de vuelta en menos de un mes y que aún así no logro recordar las rutas de autobús que me dejan cerca de casa. Todas las mañanas despierto y enciendo la televisión para sentirme menos solo, ni siquiera la veo, nunca me ha encantado el contenido de las noticias y por eso nunca enciendo el radio, tampoco leo el periódico. Ignorar todo afuera a veces también es fácil pues por más fáciles que sean las cosas todo tiene cierto grado de complejidad; pregúntale a Dios, por ejemplo, si fue sencillo construir todo en seis días para descansar uno al terminar. 

Algunos días salgo a caminar, otros solo me quedo en mi habitación pensando en aquello que está mal conmigo, eso es difícil. Me avergüenza reconocer que llegué aquí sin tener un plan y sigo sin tenerlo, no sé que hacer. Hoy recordé la vez que me pediste prestado uno de mis libros y te dije que eso sería imposible pues lo había perdido. Cuando llegaste al departamento que compartías con una de tus amigas, la que siempre olvido su nombre, te apareció en las sugerencias de compra de una página de internet así que ordenaste dos copias, envolviste una de ellas en papel metálico y me la obsequiaste por mi cumpleaños un día que no era mi cumpleaños, de hecho no era una fecha nada cercana. No sé si aún vives con ella; no sé cuanto tiempo me tomaría llegar desde aquí hasta allá, estamos bastante lejos, de hecho es tonto creer que existe la posibilidad de verte otra vez, tendría que viajar nuevamente en avión y eso no lo pienso hacer. Pienso en ti porque a veces pareces ser lo único tangible. Aquí solo hablo con baristas y meseras, con nadie más. Ya no fumo tabaco, tampoco marihuana, a veces hago abdominales, aún bebo, bebo muchísimo más que antes. La luz de esta lámpara es tan tenue que es deprimente, si alguien fuera interrogado bajo ella seguro diría la verdad con mayor facilidad. Eso, o estallaría en llanto. O sería criticada. Seguramente te reirías de la poca luz que da y de lo fea que es. Me regañarías porque no tengo un sillón o mesa o sillas. 

Me avergüenza reconocer que mi inglés ha empeorado, lo descubrí leyendo cartas ajenas, y que tu bienestar me preocupa un poquito más que el mío. Estoy bien. Lavo mis cubiertos. Ya no como carne pero tomo vitaminas. Desinfecto mis vegetales. También hablo con el médico. Magenschmerzen, I say. Baristas, meseras, un doctor. Conmigo mismo. No sé que ocurrirá mañana, solo puedo asegurarte que no me hago preguntas y que ya no escribo poemas.