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20190202

Hay días en los que quisiera tener una respuesta para todo, incluso para aquellas cosas que no la tienen, que no la necesitan, que fácilmente podrían prescindir de una. En algún lugar leí que escribir poemas es fácil. Sí, es cierto, lo es, pero muchas otras cosas también lo son, justo en ese momento vienen a mi mente varias de ellas y podría enlistarlas sin embargo, como es costumbre con las ideas, no lo haré. 

Me avergüenza decir que he recorrido este lugar de arriba abajo y de vuelta en menos de un mes y que aún así no logro recordar las rutas de autobús que me dejan cerca de casa. Todas las mañanas despierto y enciendo la televisión para sentirme menos solo, ni siquiera la veo, nunca me ha encantado el contenido de las noticias y por eso nunca enciendo el radio, tampoco leo el periódico. Ignorar todo afuera a veces también es fácil pues por más fáciles que sean las cosas todo tiene cierto grado de complejidad; pregúntale a Dios, por ejemplo, si fue sencillo construir todo en seis días para descansar uno al terminar. 

Algunos días salgo a caminar, otros solo me quedo en mi habitación pensando en aquello que está mal conmigo, eso es difícil. Me avergüenza reconocer que llegué aquí sin tener un plan y sigo sin tenerlo, no sé que hacer. Hoy recordé la vez que me pediste prestado uno de mis libros y te dije que eso sería imposible pues lo había perdido. Cuando llegaste al departamento que compartías con una de tus amigas, la que siempre olvido su nombre, te apareció en las sugerencias de compra de una página de internet así que ordenaste dos copias, envolviste una de ellas en papel metálico y me la obsequiaste por mi cumpleaños un día que no era mi cumpleaños, de hecho no era una fecha nada cercana. No sé si aún vives con ella; no sé cuanto tiempo me tomaría llegar desde aquí hasta allá, estamos bastante lejos, de hecho es tonto creer que existe la posibilidad de verte otra vez, tendría que viajar nuevamente en avión y eso no lo pienso hacer. Pienso en ti porque a veces pareces ser lo único tangible. Aquí solo hablo con baristas y meseras, con nadie más. Ya no fumo tabaco, tampoco marihuana, a veces hago abdominales, aún bebo, bebo muchísimo más que antes. La luz de esta lámpara es tan tenue que es deprimente, si alguien fuera interrogado bajo ella seguro diría la verdad con mayor facilidad. Eso, o estallaría en llanto. O sería criticada. Seguramente te reirías de la poca luz que da y de lo fea que es. Me regañarías porque no tengo un sillón o mesa o sillas. 

Me avergüenza reconocer que mi inglés ha empeorado, lo descubrí leyendo cartas ajenas, y que tu bienestar me preocupa un poquito más que el mío. Estoy bien. Lavo mis cubiertos. Ya no como carne pero tomo vitaminas. Desinfecto mis vegetales. También hablo con el médico. Magenschmerzen, I say. Baristas, meseras, un doctor. Conmigo mismo. No sé que ocurrirá mañana, solo puedo asegurarte que no me hago preguntas y que ya no escribo poemas.